San Pedro Masahuat, 4 de octubre del 2023. A través de la horticultura, un grupo de mujeres en San Pedro Masahuat está cultivando su independencia económica y empoderamiento personal. La Escuela de Horticultura, financiada por el Fondo Centroamericano de Mujeres (FCAM) y enmarcada en el proyecto de justicia y sostenibilidad, ha estado operando en la comunidad de San Pedro Masahuat con la participación de 27 mujeres, 12 de las cuales son mujeres organizadas y 15 son sobrevivientes de violencia.
El propósito de esta escuela va más allá de la enseñanza de técnicas de cultivo. Según Katia Panameño, técnica de ORMUSA, «La Escuela de Horticultura es como un proceso de terapia de autoayuda y de crecimiento colectivo para las mujeres». La iniciativa se centra en el empoderamiento económico, alentando a las mujeres a generar ingresos a partir de la producción de alimentos y vegetales, no solo para consumo personal sino también para su distribución comercial.
La escuela ha contado con la asistencia técnica de expertas en producción agrícola y enfoque de género. La formación se divide en 10 jornadas de técnicas de agricultura y 10 jornadas de género y gestión empresarial.
María Eugenia Portillo, residente de la comunidad Vías de San Pedro, resaltó la importancia del proyecto, afirmando: «De eso mismo vamos a aprovechar para comer y para que nos llegue un ingreso. Hemos sembrado pepino, pipián, rábano y cilantro. Esperamos que nos sigan enseñando más cosas para seguir aprendiendo».
Marisa del Carmen Hernández, también de Vías de San Pedro, agregó: «Estas jornadas son importantes porque estamos produciendo nuestras propias verduras e incluso las podemos vender. Estamos aprendiendo a poder crear una ayuda económica para nosotras mismas y podemos emprender poniendo un negocio».
Imelda Platero, facilitadora del proceso de horticultura, expresó su entusiasmo: «Este proyecto va dirigido a mujeres con el objetivo de empoderarlas económicamente y garantizar su seguridad alimentaria. Buscamos que las mujeres puedan aprender técnicas de producción, el manejo de cultivos de hortalizas y tener huertos en sus hogares. Todo esto se realiza con materiales orgánicos para reducir costos de producción y promover la sostenibilidad».
Este es un proyecto que involucra a más de 40 mujeres, coordinando sus actividades y creando una armonía que va más allá de la producción de alimentos. Según Imelda, las mujeres están aprovechando este proceso de aprendizaje como una terapia, lo que les permite salir de su rutina y crecer tanto en lo personal como económicamente.
La Escuela de Horticultura es un ejemplo destacado de cómo la agricultura puede ser una herramienta poderosa para empoderar a las comunidades, en este caso, específicamente a las mujeres, promoviendo el desarrollo sostenible y la autonomía económica.