San Salvador, 5 de mayo de 2022. La Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA) presentó, este día, los resultados del estudio Cultura de la violación, factores estructurales y culturales, principales hallazgos.
Con el estudio se identificaron factores estructurales y culturales que posibilitan, desencadenan o reproducen la violencia sexual contra las mujeres en el curso de vida, a partir de ello se interpretaron los elementos cotidianos que contribuyen a normalizar o justificar la violencia sexual contra las mujeres en los principales ámbitos de socialización y se plantearon propuestas de una nueva arquitectura para la construcción de nuevos imaginarios sociales que contribuyan a erradicar la violencia sexual contra las mujeres en sus diferentes manifestaciones.
Para comprender cómo se interrelacionan las instituciones que sostienen la cultura de la violación y las principales prácticas a través de las cuales se perpetúa la cultura de la violación es fundamental partir de la magnitud de la violencia sexual contra niñas y mujeres, evidenciada con la cantidad de casos que reflejan las estadísticas oficiales.
El Salvador se ubica como uno de los países con mayores índices de violencia contra las mujeres especialmente la sexual, representando el 93 % de las víctimas de violencia por medios sexuales, mientras que el 6 % son hombres[1]. Con estos datos queda demostrado que de cada 100 personas que sufren este tipo de violencia, 93 son mujeres y 7 son hombres, con los que se puede comprobar que afecta especialmente a las mujeres, constituyendo una expresión del poder desigual que existe entre mujeres y hombres en las sociedades patriarcales como la salvadoreña.
La Encuesta Nacional de Violencia Sexual contra las Mujeres (Ministerio de Economía-DIGESTYC 2020.) advierte una prevalencia de 1, 743, 375 es decir que en El Salvador el 63 % de las mujeres mayores de 15 años han sufrido la violencia sexual a lo largo de sus vidas, sumando un dato revelador donde un 94.7 % no buscó ayuda o denunció por considerar que no era un asunto de importancia o porque no confía en las instituciones.
Con este escenario, el estudio realizado por ORMUSA toma como base el concepto de cultura de la violación del Centro de Mujeres y Genero de la Universidad de Marshall que la define como “El entorno en el cual la violencia sexual infringida contra la mujer se naturaliza y encuentra justificación tanto en los medios de comunicación como en la cultura popular y en el sistema de justicia, perpetuándose mediante el uso del lenguaje misógino, la despersonalización del cuerpo de las mujeres y el embellecimiento de la violencia sexual, dando lugar a una sociedad despreocupada por los derechos y seguridad de las mujeres”.
Además, el estudio fue realizado a partir de cuatro enfoques: derechos humanos, principio de igualdad y no discriminación y desde la óptica de género e interseccionalidad, lo cual permite tener una mirada más amplia en su análisis. De igual forma se incorporaron como variables de análisis las enunciadas en el concepto de cultura de la violación que son: las instituciones estructurales que sostienen la cultura de la violación (medios de comunicación, cultura popular y el Sistema de Justicia; las principales prácticas a través de las cuales se perpetúa esta cultura de la violación: el lenguaje misógino, la despersonalización del cuerpo de las mujeres y el embellecimiento de la violencia sexual (estereotipos).
Con estas variables se hizo seguimiento y análisis a contenidos publicados en redes sociales (Twitter), tomando los textos que incluían palabras claves como: “mujer”, “vieja”, “puta”, “zorra”, “feminazi”, “estúpida”, entre otras. Se identificaron cuentas que podrían ser potencialmente víctimas de ataques misóginos, por ejemplo, cuentas públicas de feministas, activistas defensoras de derechos humanos, periodistas, mujeres en la política, entre otras; se revisaron cuentas de personas identificadas con contenido misógino como los perfiles que de manera pública han declarado su odio hacia las mujeres y se hicieron búsquedas a partir de sucesos relevantes como fechas conmemorativas o noticias por ataques que tuvieron un considerable impacto social.
Completada la parte de etiquetado de los mensajes, se obtuvieron 3015 textos de los cuales 1546 fueron identificados como mensajes con contenido misógino y 1469 con mensajes no misóginos.
Con este estudio se avanza en identificar prácticas de misoginia pues al realizar el desglose de las categorías misóginas, se encontró que el 29 % tenía contenido con estereotipos como, por ejemplo: «La mecánica es de hombres, las mujeres en la cocina»; el 28 % de los mensajes desviaba la atención del problema abordado; el 27 % descreditaba a las mujeres y el 17 % evidenciaron violencia en los textos, esto como resultado de un primer ejercicio de exploración.
Categorías misóginas | |||
Estereotipo | Desvío de atención | Violencia | Descrédito |
441 | 427 | 264 | 414 |
29 % | 28 % | 17 % | 27 % |
Objetivo de los mensajes misóginos | Objetivo: define a quién va dirigido el mensaje misógino.
Activo: Si el objetivo es una persona concreta o individual Pasivo: Si denota varios potenciales receptores. |
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Activo | Pasivo | |
648 | 898 | |
42 % | 58 % |
A partir de estos datos, las conclusiones del estudio plantean que la violencia de género no la conforman un conjunto de hechos aislados, sino que constituye un claro mecanismo de control y dominio sobre los cuerpos de las mujeres, que tiene a su base pautas culturales y sociales de larga trayectoria histórica.
Todas las formas de violencia basada en género, ejercidas en contra de las mujeres, y principalmente la sexual, está sostenida en antivalores propios de la cultura hegemónica patriarcal, cargados de sexismo y misoginia. Desde este sistema de dominio las violaciones ejercidas sobre los cuerpos femeninos son consideradas “naturales” y “legitimas”.
Las víctimas son sometidas a un exhaustivo e injusto escrutinio en el que deben demostrar su sometimiento absoluto a los mandatos de género conservadores, para merecer la protección estatal y social. Está de más decir que muy pocas lo logran.
Además, priman en todos los actores estatales y sociales, ideas prejuiciadas alrededor de la violencia sexual y con relación a sus víctimas, que generan actitudes y prácticas de banalización, hipérboles o bromas, además de considerarla como un destino inevitable para las mujeres.
El trabajo de las instituciones socializadoras es tan fino, que consigue la aceptación de conductas machistas, sin cuestionamientos, principalmente porque muchas de ellas no se logran identificar fácilmente debido a su habitualidad y pasan desapercibidas como consecuencia de su normalización, como el caso de los micromachismos.
Es preciso que el Estado salvadoreño retome las recomendaciones de organismos internacionales y el mandato establecido en la LEIV, poniendo en marcha no solamente medidas punitivas y protectoras, que también son urgentes, sino, además, medidas preventivas, principalmente aquellas tendientes a deconstruir, reeducar y transformar el imaginario colectivo a través de la sensibilización y la concientización social.
La presentación del estudio estuvo a cargo de Silvia Juárez, coordinadora del programa Derecho a una vida libre de violencia para las mujeres de ORMUSA, Guadalupe Portillo, investigadora y como comentaristas se contó con la participación de dos especialistas internacionales 𝗔𝗱𝗶𝗹𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗠𝗲𝗿𝗰𝗲𝗱𝗲𝘀, jurista y criminóloga por maestría, especializada en la protección y defensa internacional de los derechos humanos, litigación estratégica y desarrollo legislativo para los derechos de las mujeres y la justicia transicional; y 𝗔𝗿𝘀𝗲𝗻𝗶𝗼 𝗖𝗼𝗿𝗲𝘀, abogado de Derechos Humanos. Perito en casos de crímenes de lesa humanidad y genocidio. Experto en protección internacional. Docente de maestría y postgrado.
Este estudio fue realizado con el apoyo de la Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP), la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo y el Gobierno Vasco.
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Dato construido a partir de Sistema Nacional de Estadísticas, Datos e Información de Violencia contra las Mujeres, MJSP-DIGESTIC. Sistema Nacional de Datos, Estadísticas e Información de Violencia contra las Mujeres. Informe Anual sobre Hechos de Violencia contra las Mujeres. El Salvador, 2018, 2019, 2010 e Informe Semestral sobre Hechos de Violencia contra las Mujeres 2021 disponible en: https://www.seguridad.gob.sv/dia/informe-de-hechos-de-violencia-contra-las-mujeres/ ↑