Ahora más que nunca, debemos aprovechar el papel de las organizaciones de base comunitaria que actúan en pro de su gente, prestan servicios relacionados con el VIH, defienden los derechos humanos y brindan apoyo. Cuando las comunidades se implican, vemos cómo cambian las cosas. Vemos que la inversión se traduce en resultados. Además, vemos igualdad, respeto y dignidad. Codo con codo con las comunidades, podemos acabar con el sida.
Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres
En el Día del Sida, las comunidades marcan la diferencia
El lema de este año del Día Mundial del Sida es «Las comunidades marcan la diferencia«.
La celebración del Día Mundial del Sida, que tendrá lugar el 1 de diciembre de 2019, brinda una buena oportunidad para reconocer el papel fundamental que las comunidades han desempeñado y continúan desempeñando en la respuesta al sida a nivel local, nacional e internacional.
Las comunidades contribuyen a la respuesta al sida de maneras muy distintas. Su liderazgo y la defensa que llevan a cabo permiten garantizar que la respuesta siga siendo relevante y fundada, que las personas sigan estando en el centro y que nadie quede detrás. En estas comunidades se integran los educadores de iguales, las redes de personas que viven con el VIH o están afectadas por el virus, como los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas que se inyectan drogas y los trabajadores sexuales, las mujeres y la gente joven, los asesores, los trabajadores sanitarios de la comunidad, los proveedores de servicios de puerta a puerta, las organizaciones de la sociedad civil y los activistas populares.
El Día Mundial del Sida ofrece una importante plataforma desde la que destacar el papel de las comunidades en un momento en el que la reducida financiación y el cada vez menor espacio dedicado a la sociedad civil hacen peligrar la sostenibilidad de los servicios y de los esfuerzos por defenderlos. Se requiere que las comunidades se movilicen mucho más, y cuanto antes, con el fin de derribar las barreras que impiden el paso a las comunidades que se encargan de hacer llegar los servicios, entre ellas las restricciones a los registros y la ausencia de modalidades sociales contractuales. Hoy en día se necesita más que nunca la fuerte defensa encabezada por las comunidades, con el objeto de garantizar que el sida continúe presente en la agenda política, que los derechos humanos se respeten y que quienes toman las decisiones y las ponen en práctica asuman sus responsabilidades.